EPITACIO LA MALA TORRES: EL MÁXIMO ÍDOLO SULTÁN

Nació el 19 de septiembre de 1921 en Villaldama, N.L. y durante 18 temporadas aportó su categoría a la escuadra regiomontana.

La Mala Torres es el máximo ídolo de los aficionados locales en los 84 años de trayectoria del equipo. El notable jardinero derecho tuvo 12 temporadas con un promedio superior a las .300 milésimas y fue el hombre clave en la conquista de los primeros cuatro gallardetes de la novena, incluyendo el tricampeonato conseguido de 1947 al 49.

Al finalizar su carrera triunfal, La Mala Torres compilaba .309 en bateo, en 1,518 juegos, 5,896 veces al bat, 933 carreras, 1,823 hits, 253 dobles, 77 batazos de tres estaciones, 46 cuadrangulares, 855 carreras impulsadas, 686 bases por bolas y 119 estafas.

El regiomontano participó en 13 Juegos de Estrellas, siendo estos los correspondientes a las campañas de 1943 al 45 y de 1947 al 49. También estuvo en los cotejos de 1951 a 1955 y dos ocasiones en 1956. Su gran aportación al equipo tanto en tiempo como en calidad lo situó en un sitio preponderante en la historia de la novena.

El eficiente jardinero ocupa el primer lugar entre los peloteros Sultanes en juegos jugados, veces al bat, carreras anotadas, imparables, dobles y triples. También es el número uno en carreras impulsadas con 855 y total de temporadas entre los jugadores de posición con 18.
La Mala tuvo actuaciones sobresalientes sobre el resto de peloteros del club y en muchas ocasiones finalizó en la cumbre de la ofensiva. En 1939 fue el mejor novato de la campaña y fue líder en bateo con .316 milésimas, imparables 56, y bases robadas con nueve. Y así como esa, La Mala tuvo infinidad de actuaciones sobresalientes con el madero.

La Mala fue el primero en llegar a mil imparables en la Liga Mexicana de Beisbol, superando en la carrera a su compañero Agustín Bejerano. Su hazaña fue consumada en el Parque Delta de la Ciudad de México.

En lo concerniente a la defensiva, tiene el récord de más temporadas obteniendo el Guante de Oro debido a su fildeo. Eso lo hizo en nueve ocasiones. Era un gran espectáculo cada vez que le llegaba una pelota a su posición de jardinero derecho y se dice que los managers enviaban al corredor de tercera base en pisa y corre con la finalidad de disfrutar del brazo incomparable del jardinero derecho de los Sultanes.