Monterrey, N.L. (www.sultanes.com.mx / Horacio Ibarra) marzo 24, 2016.- Pedro Treto Cisneros, durante 17 años estuvo al frente de la Liga Mexicana de Beisbol, teniendo aciertos, momentos brillantes y en otras ocasiones cuestionables, pero hizo algo que a la distancia nadie puede objetar y que hoy recibe el reconocimiento de todos los personajes ligados al rey de los deportes.
Naturalmente, nos referimos a la Academia de Beisbol, Ing. Alejo Peralta y Díaz Ceballos, ubicada en el municipio de El Carmen, N.L., la cual refleja un gran reconocimiento para el directivo, ya fallecido.
Es imperativo señalar el trabajo y dedicación del Lic. Pedro Treto Cisneros para la consumación de esta obra tan importante, que hoy, a 20 años de distancia es un verdadero orgullo para nuestra pelota.
La creación de la Academia de Beisbol fue idea del directivo tamaulipeco, quien fungiera como presidente de la Liga Mexicana de Beisbol de 1983 a 1999.
Tras la desaparición de las ligas de desarrollo a principios de los años 80s. debido a la huelga de peloteros (Anabe), el beisbol mexicano quedó desprotegido, con pocas opciones para la formación de sus beisbolistas. Fue entonces que se diera el apoyo del Ing. Alejo Peralta para comenzar a desarrollar jugadores en terrenos de su propiedad, concretamente en la Academia de Pastejé, esto a partir de 1983, surgiendo peloteros de la talla de Daniel Fernández, Juan Manuel Palafox, José Isabel Ceceña, Matías Carrillo, Cornelio García, José Luis Sandoval, Francisco Campos y muchas otras estrellas reconocidas que vinieron a darle frescura, poder y fortaleza al circuito que había quedado disminuido tras la ausencia de jugadores estelares que se unieron a los anabistas.
Sin embargo, el desarrollo de peloteros para la Liga Mexicana volvió a quedar a la deriva, debido al cierre de la famosa Academia de Pastejé a principios de los años 90s. Fue entonces que el Lic. Treto Cisneros, apoyado por los dueños de los equipos se echó a cuestas la responsabilidad de crear un nuevo centro de desarrollo para lo cual, tuvo oportunidad de analizar varias opciones que le dieran buena ubicación, espacios adecuados, rentabilidad y oportunidad de construir un edificio para albergar a los jóvenes prospectos, con campos aledaños, donde estos tuvieran oportunidad de mostrar su potencial, su clase y su talento.
Treto Cisneros tuvo varias opciones, pero eligió adecuadamente el lugar indicado, decidiéndose por los terrenos cedidos por el municipio de El Carmen, N. L., donde actualmente se yergue la prestigiada institución inaugurada el 25 de marzo de 1996.
Sobre el particular tuvimos oportunidad de entrevistarlo en su domicilio particular hace unos cuantos años, siendo una de las últimas entrevistas que se le hicieron al reconocido personaje que falleciera el 28 de febrero del 2013. Estas fueron sus respuestas a los temas en cuestión, estando presente Raúl Martínez como testigo de la entrevista.
¿Cómo surge la idea de crear una Academia de Beisbol?
“Surge entre vanidad y necesidad. La vanidad por convertir a México en la capital latinoamericana para el desarrollo de jugadores, y la necesidad de darle oportunidad a los muchachos de desarrollarse en un ambiente agradable, en el que pudieran pulir sus facultades y llegar a profesionales. Creo que las cosas se conjuntaron de buena manera, por qué la ubicación que encontramos para edificar el Centro de Desarrollo del Beisbol Mexicano, ahora Academia, dio los resultados que esperábamos”.
¿Por qué se hizo en ese lugar?
“En primer lugar, por que pretendíamos darle facilidades a nuestros visitantes, a los buscadores de Grandes Ligas, que su comunicación fuera más adecuada a su necesidad. ¿Por qué Monterrey?, por qué estamos comunicados directamente con Houston, con Dallas, con San Antonio, Texas, y con todas las ciudades cercanas de los Estados Unidos. Los buscadores querían llegar directamente del aeropuerto, y hay muchos vuelos diarios, por lo que llegan directamente al Centro de Desarrollo en 20 o 25 minutos aproximadamente y dio resultado”.
¿Cómo se consiguieron los terrenos?
“Cuando se hizo pública la idea de construir la academia, hubo varios gobernadores que nos daban facilidades para construirla en su estado. Por ejemplo, en Puebla el gobernador nos daba muchas facilidades para hacerla, pero en aquel lugar no se cubrían las necesidades que yo buscaba, que era el factor comunicación, aquí en Apodaca y San Nicolás también nos daban facilidades y nos facilitaban algunos terrenos, sin embargo, todo apuntó para El Carmen, por qué se señalaba de una manera muy marcada lo que iba a ser el desarrollo para la ciudad de Monterrey”.
¿Quiénes fueron los principales apoyadores de la obra?
“Indiscutiblemente, el número uno sería el Ing. Armando Guadiana. El me dijo; todo lo que necesites, como grava, triturado, piedra bola y todo lo necesario para la cimentación. El ex directivo de los Saraperos de Saltillo proporcionó todo lo necesario, así como la cimentación de cinco kilómetros que se hizo de la carretera Monclova hasta la Academia. Además, él se comprometió a perforar el pozo de agua que necesitábamos y lo cumplió, sin costo para la institución, él facilitó todos los materiales. Creo que sin su ayuda hubiera sido muy difícil culminar el proyecto”.
“Otro que nos ayudó bastante fue el Ing. César Lazo. César pavimentó todo lo que es el perímetro de las calles de la Academia y también, importantísimo, el Ing. Pepe Maiz, quien en ningún momento titubeó en lo que se refiere a la nivelación de los terrenos, vaya que era difícil, pero con su constructora se encargó de emparejarlos, siendo una aportación valiosísima, en lo que se refiere al material eléctrico, este fue proporcionado por IUSA, a través del Ing. Carlos Peralta, siendo un factor importante, y en lo económico hubo aportaciones de los Diablos Rojos, donde el señor Alfredo Harp, el señor José Marrón y el Lic. Roberto Mansur, hicieron una aportación económica muy importante. El número uno en aportación económica fue la Cervecería Cuauhtémoc con 500 mil pesos que se utilizaron para la cimentación. Hubo otros externos como el director de Sedesol, Carlos Rojas Gutiérrez, que nos apoyó muchísimo, el Lic. Carlos Flores Rico, hoy diputado por el distrito federal por Tamaulipas, también nos ayudó bastante. Ellos fueron los pilares para que la Academia sea lo que es hoy, por qué en un principio hubo promesas de personas que iban a aportar y cuando la obra empezó, simple y sencillamente dijeron que no podían con lo que habían prometido. Nos dejaron solos, afortunadamente, salimos adelante”.
¿Hubo aportación de los equipos?
“No, ellos no aportaron nada. Se encargaron luego del aspecto administrativo, por la presencia de sus jugadores dentro de la Academia, por qué tenían que pagar una cuota por la alimentación, el hospedaje, transportación y todo eso, era una cuota proporcional que se hacía de todos los gastos, una cuota proporcional de acuerdo al número de jugadores que enviaban”.
A la distancia esto es una auténtica realidad, ¿qué satisfacción le deja haber sido el creador de la obra?
“Bueno, la satisfacción de haber cumplido con un proyecto sin que nadie me lo pidiera. Por qué esa fue una gran responsabilidad, nadie me pidió que yo hiciera una Academia de beisbol en esas condiciones. Yo me eché a cuestas la tarea de decir, la Liga Mexicana es la liga mayor de desarrollo de sus jugadores, esto es lo que vamos a hacer y se hizo.
“Es una satisfacción enorme, que se deja para siempre, por qué las obras no se hacen para que se agradezcan, las haces para que sirvan, para que rindan frutos, para lo que fueron creadas. Si no hemos desarrollado más jugadores es por qué no hemos tenido el talento suficiente a través de nuestros buscadores y nuestros instructores, de proyectar lo que tenemos”.
Si retrocediéramos en el tiempo, ¿la volvería a hacer igual, le cambiaría algunas cosas?
“La dejaría exactamente como la soñé, con esa avenida principal a la entrada, como soñé el mural, como soñé su entrada principal, como aparece actualmente”.
¿Por qué la referencia a los inmortales del Salón de la Fama?
“El Salón de la Fama es nuestra máxima expresión en cuanto a la terminación de una carrera profesional, tan difícil como es la de un beisbolista, es una manera de rendirle tributo a esas personas que de una u otra forma fueron los pioneros de nuestro beisbol, por qué ahora vemos a mucha gente realizada, pero para eso hubo sacrificio de muchos años atrás. Esa entrada le da a uno la oportunidad de ir recorriendo en el tiempo, a todos aquellos que han ido ingresando al Salón de la Fama y que han luchado por estar en ese lugar, pero de pronto llegarán algunos egresados de la Academia, ¿por qué?, por qué tenemos a muchos jugadores que han ido haciendo números importantes en la Liga Mexicana y que en su momento van a ser prospectos para ser inmortales. Esa fue una motivación especial para cuando un padre de familia fuera a la Academia y se dirigiera a los campos, pasara por esa avenida tan bonita y viera que hay mucha gente que se ha ganado el honor de ser parte del beisbol profesional”.
¿Qué siente Treto Cisneros cuando entra a la Academia?
“Siento nuevos aires, siento que debo retroceder en el tiempo, y que sigo siendo el mismo de hace muchos años, es algo maravilloso, algo increíble, y siempre me pregunto, ¿yo hice esto?, pues sí, yo lo hice. Qué bonito, de verdad, es maravilloso cuando veo el mural donde aparece el Ing. Peralta, uno de los grandes impulsores del beisbol mexicano.
“Contra todos los pronósticos ha sido un gran impulsor y el Centro de Desarrollo merece que lleve el nombre de don Alejo Peralta, aún, cuando aclaro, en su tiempo, muchos de los que ahora le soban la espalda a los familiares del Ing. Peralta estaban en contra de que llevara su nombre.
“Querían otro, cada quien quería ponerle el suyo, pero no habían aportado nada y un día me dijo Mansur; ¿cómo se va a llamar la Academia?, pues Ing. Peralta, le contesté. Pero oye, hay muchos que dicen que de otra manera, me dijo. Bueno, pues los vamos a escuchar, y entonces, dijo Mansur; no los escuches, si tú dices que se va a llamar Alejo Peralta, pues que se llame Alejo Peralta, tú la hiciste, que tienes que andar consultando, y además, nadie más que el Ing. Peralta se merece que la Academia lleve su nombre.
Usted fue un cronista reconocido, gerente de clubes, presidente algunas veces, presidente de la Liga Mexicana, editor de la Enciclopedia, pero, ¿podría considerarse a la Academia como su obra máxima en el beisbol?
“Pues es la que más quiero, por qué ahí van muchos jóvenes a recibir una oportunidad que antes no tenían. La enciclopedia es una obra gigantesca en cuanto a lo estadístico y a lo literario, y he recibido más reconocimientos por la Enciclopedia que por la Academia, por qué la Enciclopedia ya se publicó por una editorial en los Estados Unidos, incluso me han estado pidiendo que escriba otros libros y ha sido una satisfacción enorme. Muchos pensaban, cuando yo les dije en Cancún que era mi última temporada, la de 1999, pase lo que pase al terminar la temporada yo me voy, pero no voy a desligarme del beisbol, voy a seguir en el a través de la Enciclopedia, muchos pensaron que era una hablada, pero yo he cumplido mi palabra, la Enciclopedia se sigue publicando, sigue saliendo, cada vez con más honores, con más satisfacciones, pero la Academia es punto de aparte, por qué con la Academia me tocó estar junto a otros compañeros como José Manuel Ortiz, Leo Clayton, Rogelio Treto Cisneros, Rogelio Treviño, quien fue tesorero de El Carmen, Rodolfo González Ávila, Héctor Treto Medina, ponerlos a trabajar, a sacar piedra de los campos, ahí andaba yo al frente también, el sembrar los naranjos, los cuales fueron donados por mi hermano Rogelio y pues ahí está la mano de uno, el revisar los muros donde iban a ir las placas de los inmortales, a una misma distancia para que se vieran bien, que fuera estético, la siembra de cuatro mil árboles, entre laureles, fresnos, rosales, naranjos, los pinos que están a la entrada de la Academia.
“Mi agradecimiento para el arquitecto Jaime Martínez, como si fuera ahorita, me acuerdo, con su camioneta, que vamos allá a los viveros a traer las plantas, y ahí venimos con las plantas a sembrarlas, indudablemente, fue una tarea muy bonita, es algo de lo que los directivos y todos los demás no pueden presumir, por qué no trabajaron en ella, no se dieron cuenta, ni les costó…
¿Y ahora…?
“Pues que la disfruten, que la utilicen y la gocen, sin importar quien la hizo, ya la tenemos, es una obra para sentirnos orgullosos como hombres de beisbol, si a los que vienen del extranjero les da satisfacciones, nosotros que la tenemos debemos sentir una doble satisfacción y orgullo de contar con ella.
“Creo que los objetivos primordiales por los que se creó la Academia se cumplieron y se han cumplido con creces, con mucho éxito. Los resultados están a la vista”.